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Descripción

 

San Salvador de los Caballeros, junto con la iglesia Colegial de Santa María la Mayor, Santiago el Viejo (Santiaguito) y Santiago el Nuevo, es una de las mejores muestras de estilo Mudéjar que existen en la ciudad.

 

Fechada su construcción sobre el siglo XII. En el exterior de la misma podemos apreciar un magnifico ábside mudéjar compuesto por un zócalo de mampostería y dos pisos con decoración de arquerías ciegas de ladrillo, la superior de ojivas abiertas entrelazadas y la inferior con arcos polilobulados que acogen otros tumidos.

 

 Límite con las tejas, el ábside se remata con una cornisa que lleva una serie de canecillos construidos con ladrillos en saledizo.

 

El pórtico de entrada norte es conocido como de San Cristóbal, situado en la calle Corredera del Cristo, de estilo plateresco con bóveda de crucería, arcos carpaneles y pintura de un Pantocrátor. Esta portada, por la gran calidad en sus líneas y su ejecución, da la impresión de un trabajo de rejería hecho en piedra. Hasta 1981 este pórtico estaba cerrado por verjas de madera y en este año se cambiaron por unas de hierro.

 

La otra puerta de entrada se encuentra en la calle Charcón. A la izquierda de esta puerta se sitúa la capilla de las Ánimas. Actualmente solo quedan restos de la torre primitiva.

 

La torre de San Salvador se hace resumen de estilos y formas.

 

Está compuesta por cuatro cuerpos separados por una imposta que rompe la monotonía de la recta.

 

En el primero, de piedra, domina la mampostería.

En los otros cuerpos el ladrillo se hace altura.

En el superior encontramos un campanario de un ojo de medio punto por cada cara y una cornisa escalonada de estilo barroco, siendo su remate un chapitel de forma escurialense.

 

Exterior

 

Interior

 

Al entrar en esta iglesia por la puerta de la calle Charcón nos encontramos con una sola nave de unos 35 metros de largo y 11 metros de ancho.

 

Nada más entrar en ella se puede apreciar las magníficas vigas de madera policromadas de estilo mudéjar, llamadas Alfarjes, únicas por esta zona.

 

El coro, probablemente rehecho y traído de otro templo, se reforma en el siglo XVIII para acoger el nuevo órgano.

 

 En su techumbre podemos observar el fabuloso artesonado de la cubierta, donde los carpinteros tejieron sus maderas y las anudaron en los lados.

 

En el muro del lado del púlpito se abren diversas dependencias y capillas.

 

La primera dependencia que nos encontramos debajo del coro es el Baptisterio donde se situaba la Pila Bautismal. En esta estancia se aprecia una pintura original de San Juan Bautista vertiendo agua sobre la cabeza de Cristo valiéndose de una concha.

 

 

Siguiendo este recorrido llegamos a la primera capilla de estilo gótico-mudéjar. Una serie de arcos con una imposta como capitel corrido y unas molduras sencillas sirven de entrada a la capilla. También vemos una verja de madera del siglo XVIII.

 

 En el interior una serie de nervios surgen de las esquinas rematando en una especie de lámpara, la nervadura es mudéjar, hechos de ladrillo recubiertos de estuco. Estos nervios están decorados con el dibujo de unos bichitos, se cree que son cochinillas procedentes de América y unas cabezas que parecen de cocodrilo o dragones. Por este motivo, se piensa que probablemente la capilla fuera pagada por un indiano que regresó de las Américas.

 

La segunda capilla es conocida como la de los Duques de Estrada de estilo neoclásico. Se han encontrado los restos de este matrimonio enterrados y emparedados cada uno en su ataúd y en forma vertical en las paredes de la capilla. En el techo se ve el escudo  familiar justo en el remate de las nervaduras que surgen de las esquinas igual que en la primera capilla. El altar de la capilla está construido en  pizarra labrada.

 

A esta capilla también se la conoce como Nuestra Señora de las Nieves fundada en 1487 por el regidor Juan de Arévalo. En ella estuvo enterrado Fray García de Loaysa, trasladado aquí desde el convento de San Ginés  por D. Luis Jiménez de la Llave que en ese momento era el heredero de esta estancia. Con el tiempo volvió a su lugar original, el convento de Santo Domingo (antiguo San Ginés).

 

Pasando la segunda capilla nos encontramos con un Púlpito de forja del siglo XVIII  decorado con dos leones y una inscripción. Este púlpito tiene un gran valor artístico.

A su lado se puede ver una pintura de un santo cuya identidad se desconoce.

 

Llegamos al lugar donde está situada la sacristía del siglo XVI. Nos recibe una frase escrita encima de la puerta:

“MUNDA MINI, QUIFERTIS VASA DOMINI”

“Purificaos vosotros que lleváis los pasos del Señor”

 

Podemos ver en el techo del pseudocrucero la figura de los cuatro evangelistas.

En este nuevo descubrimiento se puede apreciar una bóveda de ladrillo, una cornisa separa la bóveda de una decoración de arcos tumidos trasdosados por un arco polilobulado de siete lóbulos.

 

En un lateral del ábside se ha descubierto un arcosolio que representa un calvario. También se han encontrado varias pinturas. En el otro lateral opuesto al púlpito se ve la figura de un ECCE HOMO

 

En cuanto a la cerámica hallada en el interior de este templo, vemos un panel de azulejería de aristas  estilo mudéjar probablemente del siglo XIII-XIV.

En el presbiterio se conservan los mosaicos de los cuatro evangelistas, son piezas del siglo SVI con las características de la cerámica de la época.

 

Al realizar excavaciones en el suelo del ábside para rebajarlo se han encontrado muchos enterramientos, como la mayoría de las iglesias hasta el siglo XIX también eran camposanto. Los más antiguos son tres tumbas de época medieval de tipología antropomórfica cuya estructura está hecha de ladrillo. Todas las tumbas estaban orientadas hacia la cabecera de la iglesia, como es tradición cristiana.

La iglesia se recrece en el siglo XVIII.

 

Todas las pinturas encontradas en esta iglesia son originales, han sido tratadas por los restauradores con mucho mimo y delicadeza. No se han repintado.

 

Estos restauradores han dejado resquicios de las distintas intervenciones que se han realizado, así  queda reflejada la historia del edificio en cada época. Por eso podemos ver algo que parecen recortes o desconchones en las paredes.

 

La parte interior del magnífico ábside, lógicamente mudéjar, estaba escondido tras una bóveda encamonada de 1763 y un retablo de 1769. Al ser retirados apareció el ábside.

 

 El retablo retirado está formado por tres calles y dos pisos con imágenes de San Vicente Ferrer y San José con el Niño en brazos. La calle central está formada por un frente labrado  donde está colocado  El Sagrario, en una hornacina está la estatua de Jesús Salvador. Más arriba observamos la imagen del Espíritu Santo y Dios Padre. Este retablo pertenece al Barroco Tardío. Actualmente está restaurado y expuesto en la iglesia de Parrillas, un pueblo cercano a Talavera.

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